viernes, 7 de febrero de 2014

Salida por Córdoba

Como había llovido durante varios días, llegamos al instituto con la sensación de que nos iba a caer el diluvio universal. Lo que sí era verdad es que todos llegamos tan nerviosos a clase que a veces nos quedábamos en blanco (unos más que otros). Ya habíamos hecho antes muchas más exposiciones, pero siempre nos quedaba ese nudo en el estómago, el nudo que hacía que nuestra voz temblara y no nos salieran las palabras. Surgió en principio un incidente con nuestro primer destino, que hizo que saliéramos con una hora de antelación, para plantarnos enseguida en el Eroski con los coches y caminar hacia el museo Julio Romero de Torres, en la Plaza del Potro.
 Ya dentro, y preocupándonos más por no tocar los laser invisibles que por los cuadros en sí, mis compañeras Jadyu y Laura hicieron un excelente trabajo explicando la historia del Museo y sus partes, que se combinaron con la visita por dentro, quedando todos maravillados por los cuadros de este gran artista cordobés. Una vez terminado este primer recurso, nos fuimos al lado, al Museo de Bellas Artes, en el que tuvimos un percance ya que no podíamos visitar la planta superior “por motivos técnicos”. Sin embargo, Fran nos hizo una fabulosa exposición sobre los cuadros que a mí, personalmente, me hicieron recordar mi gran afición por el arte. En la Plaza del Potro todavía quedaban unas cuantas cosas que ver, como el Hospital de la Caridad, anexo al edificio de los dos museos, del que nos habló Olga, la fuente y sus alrededores, que nos enseñó Carmen (mencionando también a Cervantes), y el triunfo de San Rafael, que libró de la peste a nuestra ciudad, como comentaba mi compañero Samuel. Para terminar en esta plaza, Fernando nos contó una interesante y divertida historia sobre la Posada del Potro (con invitado incluido).Tras salir de este maravilloso lugar, nos dirigimos hacia el Palacio de los Carpio, donde Milena nos habló sobre esta importante casa solariega, pudiendo ver su hermoso exterior, edificado sobre ruinas romanas.
Pasando el Arco del Portillo hicimos una pausa para desayunar, reuniéndonos todos en una terraza, ¡Qué estampa más familiar…!
Tras esto, pusimos rumbo a la calle Cabezas, donde Rafa nos habló de la Casa Góngora, un recurso poco conocido pero muy interesante. Aquí esta servidora, un poco más adelante, relató la leyenda de la Calle de las 7 Cabezas, que a partir de ahora se ha empezado a llamar por nosotros “la Calle de los Pepinillos”. Al salir de la calle, en una plazoleta, las dos Marías (Calero y Galisteo) nos contaron un poco sobre el Teatro Cómico Principal y la Real Academia, de los que me llevé muy buena impresión (antes ni siquiera sabía que existían).
Ya nos quedaba muy poquito, tan solo nos quedaban por ver dos recursos: la impresionante y neoclásica iglesia de Santa Victoria, de la que habló Nieves y la Iglesia de San Juan, que conserva un alminar califal intacto desde su construcción, que nos mostró Lidia.
En resumen, podría decir que ha sido un paseo largo y a la vez corto: largo por la cantidad de recursos que había, pero corto por la excelente compañía de este grupo, los interesantes recursos de los que pudimos disfrutar y sobre todo, la gran mejoría que hemos notado en cada uno de nosotros en cuanto a exposiciones se refiere, hablando con más soltura y más dinamismo, a pesar de esos infinitos nervios. ¡Si es que somos unos pedazos de guías!


 Inma Córdoba de la Rosa 2º CFGS Guía, Información y Asistencias Turísticas

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