Como había llovido durante varios días, llegamos al
instituto con la sensación de que nos iba a caer el diluvio universal. Lo que
sí era verdad es que todos llegamos tan nerviosos a clase que a veces nos
quedábamos en blanco (unos más que otros). Ya habíamos hecho antes muchas más
exposiciones, pero siempre nos quedaba ese nudo en el estómago, el nudo que
hacía que nuestra voz temblara y no nos salieran las palabras. Surgió en
principio un incidente con nuestro primer destino, que hizo que saliéramos con
una hora de antelación, para plantarnos enseguida en el Eroski con los coches y
caminar hacia el museo Julio Romero de Torres, en la Plaza del Potro.
Ya dentro, y
preocupándonos más por no tocar los laser invisibles que por los cuadros en sí,
mis compañeras Jadyu y Laura hicieron un excelente trabajo explicando la
historia del Museo y sus partes, que se combinaron con la visita por dentro,
quedando todos maravillados por los cuadros de este gran artista cordobés. Una
vez terminado este primer recurso, nos fuimos al lado, al Museo de Bellas
Artes, en el que tuvimos un percance ya que no podíamos visitar la planta
superior “por motivos técnicos”. Sin embargo, Fran nos hizo una fabulosa
exposición sobre los cuadros que a mí, personalmente, me hicieron recordar mi
gran afición por el arte. En la Plaza del Potro todavía quedaban unas cuantas
cosas que ver, como el Hospital de la Caridad, anexo al edificio de los dos
museos, del que nos habló Olga, la fuente y sus alrededores, que nos enseñó
Carmen (mencionando también a Cervantes), y el triunfo de San Rafael, que libró
de la peste a nuestra ciudad, como comentaba mi compañero Samuel. Para terminar
en esta plaza, Fernando nos contó una interesante y divertida historia sobre la
Posada del Potro (con invitado incluido).Tras salir de este maravilloso lugar,
nos dirigimos hacia el Palacio de los Carpio, donde Milena nos habló sobre esta
importante casa solariega, pudiendo ver su hermoso exterior, edificado sobre
ruinas romanas.
Pasando el Arco del Portillo hicimos una pausa para
desayunar, reuniéndonos todos en una terraza, ¡Qué estampa más familiar…!
Tras esto, pusimos rumbo a la calle Cabezas, donde Rafa nos
habló de la Casa Góngora, un recurso poco conocido pero muy interesante. Aquí
esta servidora, un poco más adelante, relató la leyenda de la Calle de las 7
Cabezas, que a partir de ahora se ha empezado a llamar por nosotros “la Calle
de los Pepinillos”. Al salir de la calle, en una plazoleta, las dos Marías
(Calero y Galisteo) nos contaron un poco sobre el Teatro Cómico Principal y la
Real Academia, de los que me llevé muy buena impresión (antes ni siquiera sabía
que existían).
Ya nos quedaba muy poquito, tan solo nos quedaban por ver
dos recursos: la impresionante y neoclásica iglesia de Santa Victoria, de la que
habló Nieves y la Iglesia de San Juan, que conserva un alminar califal intacto
desde su construcción, que nos mostró Lidia.
En resumen, podría decir que ha sido un paseo largo y a la
vez corto: largo por la cantidad de recursos que había, pero corto por la
excelente compañía de este grupo, los interesantes recursos de los que pudimos
disfrutar y sobre todo, la gran mejoría que hemos notado en cada uno de
nosotros en cuanto a exposiciones se refiere, hablando con más soltura y más
dinamismo, a pesar de esos infinitos nervios. ¡Si es que somos unos pedazos de guías!
Inma Córdoba de la Rosa 2º CFGS Guía, Información y Asistencias Turísticas
No hay comentarios:
Publicar un comentario